Demasiado frío. Dentro y fuera.
El del termómetro se puede combatir. El otro, el frío que abrasa las entrañas con el calor del hielo, no lo puedes esquivar; convives con él o te ahoga el alma y la esperanza.
El tiempo que se pueda conservar un corazón envuelto en hielo depende de quién venza: si el hielo o el calor del corazón.
11 mar 2010
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