6 mar 2010

El sabor de un Beso

Lo cuento rápido, que no atropellado.

Ha sido esta noche, poco antes de despertar, de madrugada. No recuerdo quién me acompañaba, un amigo, o un socio de una sociedad inexistente. Alguien. Subimos, un ático creo. Bajamos con ella, una mujer, por la escalera. Nos retrasamos, la acorralé en un rincón de un tramos de la escalera, le cerré el paso con un palo largo. Me miró, recuerdo sus ojos brillantes; apartó el palo y me retó con sus labios húmedos y una sonrisa silenciosa. Unimos nuestros cuerpos, ella contra la pared, yo apoyada sobre ella. Era, su cuerpo, confortable; estaba, su cuerpo, ardiendo. Las bocas se buscaron.

Fue entonces, cuando nos besamos, el momento en el que supe quién era. Un beso, si es de verdad, no se olvida.

He despertado después del beso -por una vez los sueños se han portado y han permitido culminar el momento de gloria- y no he sabido ponerle nombre a ese rostro, ni siquiera rostro a esos labios, a esos ojos. Pero el beso tenia, tiene nombre. Un beso, si es de verdad, no se olvida. Y el beso le ha puesto nombre a los labios y a los ojos.

Ahora sé de quién era el beso furtivo, clandestino...sincero. Un beso de verdad. El sabor de un beso no se olvida.

1 comentario:

C.Victoria C.M. dijo...

¿Sabes lo que es sentir celos hasta de un sueño?