(Andreas Corelli, enigmático editor, a David Martín, escritor que teme haber vendido su alma.)
Mi hija, de exquisito paladar e incuestionable buen gusto, acariciaba distraidamente las tapas del libro mientras veía "Pedidos" en su portátil y yo buscaba una cadena de TV en la que no hablasen de Belén Esteban, hasta que pasados un par de minutos detuvo la película y cogió la novela abriéndola por la primera página. Leyó unos instantes en silencio, luego levantó la vista hasta tropezar con mi mirada y le quitó el volumen a la televisión. Leyó en voz alta las primeras lineas del "Juego del ángel" y sus ojos me buscaron de nuevo.
-Nada que ver con el arranque de las novealas de los Milenium
-El sueco lo que quiere es atraparte para que sigas una historia llena de acción e intriga.-le respondí
-Y Zafón lo que hace es atraparte con su forma de escribir...
De los muchos libros que han llegado este verano a casa, "El juego del Ángel" ha sido explícitamente demandado por mi hija, lo que podría poner en cuarentena su crecida opinión sobre la novela, pero la criatura es parca en elogios y de una sinceridad que raya en lo antosicial.Y más: llevo medio libro leído y hasta el ritmo de lectura es distinto de otras novelas. No se siente hambre por conocer cómo se va a desarrollando la trama, lo que experimentas es un sereno placer con la lectura. Así de simple.
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Confieso que me está picando la curiosidad por saber cómo le va a Búho en Sevilla
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