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-Caballeros, no se pongan nerviosos y atiendan a sus asuntos.
-¡Qué no nos pongamos nerviosos, Búho, pero tu la has visto!. Malaspulgas tenia las pupilas dilatadas y el latido de su corazón se oía desde detrás de la barra
-¿La conoces, Búho?. Esa mujer lleva la palabra pecado escrita en la frente.
-La conozco Don Ángel, y no es en la frente de la señora donde está escrita la palabra pecado. Analice su reacción, sus pensamientos y sus impulsos y ya me dirá dónde está el pecado. Me parece a mi que tiene usted la mente un poco sucia.
Aquella mujer...la conocía, pero no estaba seguro de reconocerla. Cruzamos nuestras miradas y me dejó helado. Displicente, hosca, desdeñosa...caminó hasta la barra, se plantó justo delante de mi y metiendo sus dedos en el cuello de mi camisa acercó mi cara a unos milímetros de su boca.
-Hijo de puta.
Giró sobre sus tacones de aguja y enfiló la salida dando un portazo que estremeció las paredes del local. Cuando logré apartar la vista de aquella puerta cerrada me di cuenta de que todos los ojos del Búho de Oro me miraban y escudriñaban algún gesto mio que les diese una explicación.
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