Y de ahí no salen. Se lavan las manos con sangre ajena y se embadurnan el cuerpo con el olor de la muerte. Son las ratas de ETA. Lo han vuelto a hacer, han asesinado a un empresario de 71 años de dos cobardes tiros y se han dado a la fuga. Todo en nombre de la patria, de una patria inventada y que quieren mantener aislada. Nada de AVE como en su día nada de autovía (Leizaran). Nada que permita entrar las ideas.Los políticos se erguirán, y con voz profunda pronunciarán solemnes palabras de condena y promesas de apresar y castigar a los culpables. Pero en Azpeitia, pueblo del asesinato, gobiernan los amigos de los asesinos, de los gansters que balean a los ciudadanos que no se pliegan a su régimen de terror. Los asesinos andan sueltos y los fascistas dirigen los Ayuntamientos. Es el corralito de la sangre, del terror y de la muerte. Es ETA.
En los 80 las ratas etarras lograron clausurar la central de Lemoniz después de cinco asesinatos y la mutilación de un niño. En los 90 las ratas ertarras alteraron el trazado de la autovía de Leizaran después de más de 200 atentados, varios asesinatos y numerosos heridos. Es su manera de negociar. No pueden volver a ganar.
Félix Asaco.
Se lo he mandado a monoverpuntocom y me lo ha publicado, como era de esperar. La sorpresa es que lo ha sacado del corralito (convertido en sótano) y lo ha colocado como comentario a la noticia del asesinato. Pues se agradece.
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