Señor Presidente del Gobierno:
Espero que al recibo de la presente usted y los suyos se encuentren bien. Yo bien, gracias.
Le escribo en nombre de mi vecino del 5º, propietario de un taller de liberalización de móviles, que está en un momento delicado de su carrera profesional debido a las dificultades de liquidez por las que está atravesando.
Contó en una reunión de la escalera -de la que es Presidente- que acudió a su banco para que le concedieran una moratoria en los diversos créditos que mantiene con él, al tiempo que solicitó que le inyectaran una buena dosis de liquidez para llevar adelante sus planes de expansión. El banco, así nos lo contó, se negó en redondo a pesar de las buenas expectativas de su negocio. Los motivos son que los bancos, ahora, no están para soltar dinero, sino para recoger. Mi vecino les recordó los favores que usted, graciosamente, les ha concedido con su brillante plan de rescate, a lo que le respondieron que el dinero que van a recibir lo necesitan para hacer frente a unos recibos que les vencen a final de año. Circunstancia que mi vecino, tan solidario él con los más desfavorecidos, comprendió perfectamente y renunció a agobiar a su banco.
Dadas las circunstancias, mi vecino ha creído conveniente dirigirse a usted personalmente sin importarle que lo trate como a un vulgar banco. Es por ello que solicita de usted un aval para acudir a los bancos y le concedan la liquidez que precisa a fin de que no se paralice el negocio de liberalización de móviles, único que existe en el el barrio y que realiza una gran labor social muy valorada por los vecinos.
Mi vecino, de pocas letras pero de muchas palabras, está dispuesto a visitarle en el chalé que tiene usted alquilado en Madrid y explicarle, de viva voz, sus proyectos e inquietudes.
Con la seguridad de que esta petición será atendida como lo han sido la de los bancos, me despido de usted sin más que desear que usted y los suyos gocen de buena salud.
Siempre suyo, Félix Asaco.
Remitido a monover.com, y publicado. Don Félix Asaco, un amigo
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