Mi voto en un pozo. Mira que lo advertí, pero nada, ellos a lo suyo y de la Ursula ni la sombra. Mucho café y mucha cerveza pero del Martini con Vodka ni gotita. Y así no hay manera.
En el fondo yo estaba por los que han ganado, más que nada porque son nuevos y llegan con las ilusiones vírgenes. Más en el fondo el ex me cae bien, tiene tablas y dedicación. A ver si en el fondo de lo más hondo tanto monta, monta tanto, Antonio como Fernando. Para mí que el derrotado ha perdido por la compañía, y el victorioso por quienes le acompañan. A eso se le llama votar de abajo a arriba. Hay más. La juventud. A Fernando le acompañan los párvulos del Casino (con 45 en el Casino se es un niño) y eso se nota. Son la última generación, detrás de ellos no quedan más que bajas, deserciones y el árido desierto. Ahí, ahí está la madre del cordero, en ver quién es el guapo que detiene la hemorragia de desapegos “casiniles”. Todo un reto.
A mi me gusta el Casino, es como la Rosa de los Vientos, como la Estrella Polar. En Monóvar todo está “arriba del Casino”, “abajo del Casino”, “detrás del Casino”, “justo al lado del Casino” o “muy lejos del Casino”. Como referencia no tiene precio. Y encima es bonito, grande y señorial. Es un buen continente, ahora les toca recrear el contenido, y lo lograrán si consiguen que los chavales no corran como alma que lleva el diablo al cumplir los dieciocho. Si lo consiguen ésta no será la última generación, pero trabajo tienen.
Suerte a Fernando y a su equipo. Gracias a Antonio. ¡Pero rediós!, que nos traigan a la Andress con su bikini y su machete. Las cuentas, los números y esas trivialidades pueden esperar.
Fígaro
nota de unos minutos despues:- pues nada, que ya lo he mandado para que lo publiquen. Ellos verán